Parte #41
En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a una institución mental o casa en medio del camino donde puedas ir por ti mismo. Como llegues al escritorio principal, mantén tu mirada en el suelo. Si tu mirada vaguea entonces ya has fallado. En el escritorio no te muevas ni muevas tu cabeza hasta que el trabajador haga un sonido, reconociendo tu existencia. Sin subir tus ojos, pregúntale por lo que es conocido como “The Holder of Solitude” Como esas palabras hayan salido de tus labios un gran gong sonara, sacudiendo el suelo donde estas parado. Una vez el sonido del gong se silencie finalmente podrás ver tus alrededores.
Te encontraras bajo un extraño cielo y una vasta y mórbida tierra devastada, solo un camino de fría piedra llevando delante al horizonte. Al instante te asustaras de esta tierra sin vida, pero debes seguir andando; porque ellos saben que estas ahí. Y ellos no reciben bien a los extranjeros.
Si las nubes de fruncen en el cuelo y la oscuridad invade el camino mientras cruzas por el hacia el horizonte; cierra tus ojos y arrodíllate. Ningún mortal ha podido dejar su mirada en los habitantes de este mundo. Como te arrodilles, debes suplicar: “No te conozco, ni tengo deseos de hacerlo. Pero mi camino está aquí y debo seguirlo” Después de que hayas pronunciado estas palabras, espera por su juicio. Si ellos eligen permitir tu presencia los sentirás retrayéndose, si deciden otra cosa, entonces este no será tu destino. Ten esperanza en que acaben con tu existencia rápidamente.
Al final de tu camino espera un pilar de obsidiana. Colocado encima esta una gárgola de obsidiana, contemplando tu llegada. La gárgola solo se moverá por el sonido de una pregunta “Quien perecerá?” Una vez estas palabras sean dichas la gárgola descenderá a ti, y sus alas te envolverán en la oscuridad. Ahí te mostrara las vidas de toda vida humana como estrellas en la oscuridad, y como estrellas las veras brillar y morir. Por eones veras las muertes de lo que vinieron antes de ti y los que vendrán. Y experimentaras su soledad como los veas morir, dándote cuenta de cuan profundamente separados están uno del otro.
Esto continuara hasta que tu salud se sature o solo una luz quede. Y entonces la gárgola dirá: “Tu fin no es mío revelártelo, y no es lo que buscas” Esas palabras harán eco dentro de ti hasta el día en que la tarea se complete. Una vez más debes cerrar tus ojos a menos de que mantengas tu mirada en la última luz restante y la gárgola te devore. Como cierres tus ojos sentirás como si pasaras lanzado a través de las dimensiones, girando sin fin por suelo solido, como si nacieras de nuevo, como regresando a la luz después de una eternidad de oscuridad.
Y una vez abras tus ojos miraras alrededor en una gigantesca y marchitada sala circular, y el quebrado suelo de mármol cubierto con restos de muerte. Al final del cuarto veras una luz, llamándote. Como avances hacia ella podrás notar algo colgar de la pared – un escudo oscuro con forma de cometa decorado con símbolos macabros, los símbolos aparentemente vivos y pulsantes. Solo necesitas sacarlo y reclamarlo.
Al momento en el que el escudo deje la pared estarás de vuelta en el escritorio principal donde el trabajador estará mirándote. Ella conoce lo que has presenciado y te odia por eso.
El escudo que tienes en tus manos es el Objeto 41 de 538. Reza por que pueda protegerte de lo que está por venir.
En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a una institución mental o casa en medio del camino donde puedas ir por ti mismo. Como llegues al escritorio principal, mantén tu mirada en el suelo. Si tu mirada vaguea entonces ya has fallado. En el escritorio no te muevas ni muevas tu cabeza hasta que el trabajador haga un sonido, reconociendo tu existencia. Sin subir tus ojos, pregúntale por lo que es conocido como “The Holder of Solitude” Como esas palabras hayan salido de tus labios un gran gong sonara, sacudiendo el suelo donde estas parado. Una vez el sonido del gong se silencie finalmente podrás ver tus alrededores.
Te encontraras bajo un extraño cielo y una vasta y mórbida tierra devastada, solo un camino de fría piedra llevando delante al horizonte. Al instante te asustaras de esta tierra sin vida, pero debes seguir andando; porque ellos saben que estas ahí. Y ellos no reciben bien a los extranjeros.
Si las nubes de fruncen en el cuelo y la oscuridad invade el camino mientras cruzas por el hacia el horizonte; cierra tus ojos y arrodíllate. Ningún mortal ha podido dejar su mirada en los habitantes de este mundo. Como te arrodilles, debes suplicar: “No te conozco, ni tengo deseos de hacerlo. Pero mi camino está aquí y debo seguirlo” Después de que hayas pronunciado estas palabras, espera por su juicio. Si ellos eligen permitir tu presencia los sentirás retrayéndose, si deciden otra cosa, entonces este no será tu destino. Ten esperanza en que acaben con tu existencia rápidamente.
Al final de tu camino espera un pilar de obsidiana. Colocado encima esta una gárgola de obsidiana, contemplando tu llegada. La gárgola solo se moverá por el sonido de una pregunta “Quien perecerá?” Una vez estas palabras sean dichas la gárgola descenderá a ti, y sus alas te envolverán en la oscuridad. Ahí te mostrara las vidas de toda vida humana como estrellas en la oscuridad, y como estrellas las veras brillar y morir. Por eones veras las muertes de lo que vinieron antes de ti y los que vendrán. Y experimentaras su soledad como los veas morir, dándote cuenta de cuan profundamente separados están uno del otro.
Esto continuara hasta que tu salud se sature o solo una luz quede. Y entonces la gárgola dirá: “Tu fin no es mío revelártelo, y no es lo que buscas” Esas palabras harán eco dentro de ti hasta el día en que la tarea se complete. Una vez más debes cerrar tus ojos a menos de que mantengas tu mirada en la última luz restante y la gárgola te devore. Como cierres tus ojos sentirás como si pasaras lanzado a través de las dimensiones, girando sin fin por suelo solido, como si nacieras de nuevo, como regresando a la luz después de una eternidad de oscuridad.
Y una vez abras tus ojos miraras alrededor en una gigantesca y marchitada sala circular, y el quebrado suelo de mármol cubierto con restos de muerte. Al final del cuarto veras una luz, llamándote. Como avances hacia ella podrás notar algo colgar de la pared – un escudo oscuro con forma de cometa decorado con símbolos macabros, los símbolos aparentemente vivos y pulsantes. Solo necesitas sacarlo y reclamarlo.
Al momento en el que el escudo deje la pared estarás de vuelta en el escritorio principal donde el trabajador estará mirándote. Ella conoce lo que has presenciado y te odia por eso.
El escudo que tienes en tus manos es el Objeto 41 de 538. Reza por que pueda protegerte de lo que está por venir.
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