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Exodo

Posted by Anónimo On 24 ago 2011 0 comentarios

Lo recuerdo todo muy bien, tenía tan sólo 10 años y aún puedo recordarlo, nunca se me olvidará.

Eran los tiempos en que varias bandas buenas y varias malas surgían. Entre un minúsculo grupo se hallaba una Girls Band, llamada “Éxodo”. Eran españolas, eso no se me puede olvidar. He de decir que el pop no me llamaba mucho la atención, pero la música de Éxodo era demasiado buena, tanto que pasé a ser parte del grupo de fans de la agrupación. De hecho, no había nadie a quien no le gustara Éxodo.

Era curioso, ya que, repito, no había nadie a quien no le gustara la dichosa banda. Y la verdad su música no tenía nada fuera de lo común, era sólo, hechizante.

La popularidad de dicho grupo fue creciendo más y más, sobre todo cuando se anunció la salida de su primer disco. Todos estábamos ansiosos por comprarlo, mi hermano y yo no dejábamos de hablar de eso, hasta que llegó el tan esperado día. Lamentablemente, en la noche mi hermano enfermó y lo llevaron de urgencia al médico, dejándome totalmente sola en la casa. Me sentía totalmente agobiada sin razón alguna, y para relajarme puse el nuevo disco de Éxodo.

Todo iba bien hasta ese momento. Los tracks pasaban uno tras otro. Hasta que llegó el track 6, que fue donde todo se enrareció. El ritmo de la música iba bastante relajado, con unos toques de electrónica que llevaban muy bien el ritmo como para una fiesta, pero entre las notas, se podía escuchar algo muy a lo lejos. Rápidamente me di cuenta de eso, por lo que decidí repetir esa parte y escucharlo con los audífonos puestos, en un volumen alto. Me di cuenta que había una voz que decía cosas extrañas, inentendibles para el volumen en el que se encontraba la música. Irremediablemente repetí esa parte y subí nuevamente el volumen, ahora era perfectamente audible, a pesar de que empezaba a lastimarme los oídos. Decía cosas en latín que no podía entender, pero luego una fugaz voz sobre la voz en latín decía algo rápido. Nuevamente repetí esa parte, y decidí abrir la tapa del estéreo para pasar el disco de forma lenta.

El disco ahora reproducía lentamente, a un volumen muy alto, y yo esperaba a que esa parte sonara nuevamente. La música ahora distorsionaba espantosamente, como si estuviera tocada en una pianola muy desafinada. El sonido me calaba los huesos, y había algo que me decía que detuviera el disco en ese momento. Aún así no lo hice, y mis sospechas fueron confirmadas.

En el momento en que la voz en latín empezaba a sonar, se escuchaba en un tono lúgubre y grave, como si de un demonio se tratara. Era cuando venía la voz rápida, que a esa velocidad se escuchaba normal. Hablaba en español. Lo que decía nunca se me olvidará: “Nunca estamos solos, siempre hay uno dentro de nosotros”. Quité la mano del disco asustada y empezó a correr a la velocidad normal. En ese momento hubo un apagón. Ahora algo me decía que cerrara los ojos, y esta vez hice caso a mi voz interna. Aún con los ojos cerrados, pude percibir un fulgor rojo, como si hubiera un incendio.

No se cómo terminé en mi cama, era la mañana siguiente, y todo estaba totalmente bien. Me dirijo a la cocina a desayunar, y es cuando se me ocurre mencionar el disco. Pero todos me miran extraño.

—¿De qué estás hablando? No existe ninguna banda con ese nombre. —mi hermano comenta. Vuelvo a mencionarlo todo, a relatar lo sucedido, incluso me dirijo a donde se supone había puesto el disco la noche anterior. Lo extraño era que no se encontraba ningún disco de Éxodo en el estéreo, sino un disco de Guns n’ Roses.

Me dijeron que posiblemente había delirado, pues en la noche tuve un poco de fiebre. Pero todo fue tan real que no dudo de la existencia de dicho disco ni de la banda. Hasta ahora sigo buscando pruebas de que todo fue real. Intento buscar en internet “Grupo Éxodo”, pero resultan varias páginas cristianas y sobre el fin del mundo. Tal vez sea un mensaje del “Más Allá”, quién lo sabe. Sólo siguiendo mi búsqueda lo podré entender.

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