Innumerables leyendas e historias de fantasmas y espíritus se cuentan sobre este bosque de siniestra reputación. Ha sido llamado “el lugar perfecto para morir”. El bosque tiene el desafortunado segundo lugar de suicidios en el mundo (el primero lo tiene el Puente Golden Gate). Desde los 50, los japoneses han caminado hasta él para terminar con su vida y cada año se han encontrado los cuerpos de ellos, al principio eran ente 10 y 30 por año, recientemente esos números ha incrementado.

El bosque Aokigahara también conocido como Mar de Árboles, que se encuentra en la base del Monte Fuji, en Japón, uno de los sitios más sagrados del país.

El suelo de Aokigahara consiste principalmente en roca volcánica, difícil de penetrar con herramientas de mano. Sus principales atractivos, aparte de los árboles en sí, son la Cueva de Hielo y la Cueva de Viento.

Al internarse en el Aokigahara, hacia el Monte Fuji, el primer kilómetro está muy contaminado. Aunque resulte difícil de creer una de las principales causas es la gran cantidad de suicidios que se realizan dentro del bosque, ya que estos suelen dejar una cantidad de objetos junto a ellos. En el 2002 se encontraron 78 cuerpos, superando el record de 1998: 73.


Por la cantidad de suicidios hay una serie de caminos marcados con cinta plástica: son para la caza “anual de cuerpos”, que voluntarios realizan en búsqueda de los cadáveres de los suicidas. La cinta nunca es removida.

Pero más allá del primer kilómetro el bosque está en condiciones casi originales. Allí sólo te acompaña el viento y sus extraños sonidos.

Un mito popular que dice que los depósitos magnéticos de hierro que hay hacen que los GPSs y brújulas dejen de funcionar, causando que los viajeros se pierdan.

Las creencias japonesas sobre cometer el suicidio en bosques, ha permeado en la tan fuerte en la imaginación, a tal grado que hoy se cree que el bosque y sus árboles tienen una aura de actividad paranormal, y la creencia que una vez que has entrado a lo profundo del bosque, no podrás escapar, engañado por los espíritus y fantasmas que residen en él, esperando que no encuentres nunca más el camino, y te unas a ellos, por supuesto.

Entre lo vasto del bosque, los visitantes desesperanzados, encuentran señales en las que la policia que escrito: “la vida es un precioso don de tus padres”, y “por favor consulta a la policia antes de decidir tu muerte”.


Hace poco, una novela romántica de Seicho Matsumoto (Kuroi Jukai), revitalizo la fama del bosque, ya que su final culmina con la llegada a Aokigahara, de dos amantes, para unirse en el suicidio1.

Los lugareños hablan de tres tipos de visitantes, los campistas interesados en el panorama y los paisajes del Monte Fuji, los curiosos que esperan maravillarse con lo macabro, y aquellos que no planean regresar por su propio pie.


Los leñadores pueden llevar los cuerpos a la estación local de policia, donde son puestos en un cuarto especial, usado para los suicidas. Los leñadores juegan un juego llamado jan-ken-pon, que nosotros conocemos como piedra, papel, tijeras, para averiguar quien custodiara a los cuerpos esa noche. La creencia es que es de muy mala fortuna si el cuerpo permanece solo, ya que el “yurei” (un tipo de espíritu-fantasma) puede aullar através de la noche y hacer que el cuerpo se mueva por si mismo.


Un poco como con la novela Wether de Gohete, que fue encontrada en varios suicidios de jóvenes parejas.